La mayoría de los hombres de nuestra edad busca una mina o (mujer) para lucirla y que los demás lo envidien por su suerte, sin embargo, el 99% de estas los tienen para que les den las cosas materiales que necesitan y a la vez tienen otro hombre que les da duro o “sexo”.
Las mujeres de nuestra edad en general están tan amargadas de sus vidas en pareja que no quieren saber nada de nadie y si encuentran a alguien quieren cambiarlo a su pinta (como es posible si ya están bastante maduros) le temen al sexo y no se atreven a vivir por el que dirán o bien se dejan de valorar a tal punto que tiran el traste a la chuña, se visten exageradamente como viejas o como si tuvieran 15 años, no llegan a un punto de equilibrio.
Se olvidan que son hijas, madres, abuelas, mujeres y algunas se postergan para que su hombre no las deje solas, y jamás se atreven a decirles que desean, quieren, sueñan, anhelan, se aferran a Dios pidiendo que no suban más de peso porque sus parejas las pueden dejar, o si tienen dinero de sobra se enchulan hasta quedar como Barbie viejas, todo porque él no se vaya…
Y los hombres se olvidan que esa mujer que ahora está a media máquina ha dado toda su vida, por él, que muchas veces prefirió no cumplir sueños que no lo incluían, por estar con él, que a pesar de no ser el mejor amante (como lo fue) tiene la paciencia de esperar el momento de mostrar su amor con sexo (ya que a él no le funciona tan bien como antes), sin embargo, lo sigue amando, aunque lo rete como a un niño, le exija como a un adulto y lo trate en la intimidad como el tesoro que es.