Tus lágrimas cuentan que había una vez una madre que padecía lo peor que le puede pasar a un ser humano: su hijo había muerto. Desde la muerte y durante mucho tiempo no podía dormir. Lloraba y lloraba hasta que amanecía. Una noche, mientras dormía se le apareció un ángel y le dijo:
– Basta ya de llorar.
– Es que no puedo soportar la idea de no verlo nunca más.
El ángel le respondió:
– ¿Lo quieres ver?
La madre respondió afirmativamente. Entonces el ángel la
agarró de la mano y la subió al cielo.
– Ahora lo vas a ver, quédate acá.
Por una acera enorme comenzaron a pasar un montón de jóvenes, vestidos como
ángeles, con sus ropas muy blancas y una vela encendida entre las manos.