
Metodologia De Intervencion Con Familias En Riesgo
METODOLOGÍA EN LA INTERVENCIÓN CON FAMILIAS
La familia es un componente de primer orden de la realidad social del individuo, por lo que siempre hay que tenerla presenta a nivel de estudio como de INTERVENCIÓN.
En la actuación con familias podemos considerar tres modalidades según sea la problemática:
1. La familia como núcleo o unidad de intervención.
2. La intervención coordinada en los diferentes subsistemas familiares.
3. Las familias multiproblema.
La familia como núcleo o unidad de intervención
En este caso, nos referimos a familias en las que se dan fundamentalmente disfunciones a nivel de comunicación, de relación, es decir, cuando la familia, plantea un problema o necesidad que se ha generado como resultado de la falta de comunicación o por unas pautas de comunicación inadecuadas o insatisfactorias para sus miembros. El Educador Familiar trabajará con estas familias las disfunciones nombradas en orden a cambiarlas o al menos hacerlas explícitas y comprensibles, teniendo siempre presente que estamos ante un sistema con unas características de funcionamiento propias y que nuestra tarea es ayudar a que recupere o adquiera pauta que le permita alcanzar sus objetivos.
Los apartados que podemos señalar dentro de este tipo de intervención son:
a) Estudio y diagnóstico inicial: Primeramente hay que hacer un estudio pormenorizado de las características familiares que debe incluir necesariamente:
– Estructura familiar: Descripción de las características de los miembros de la familia, roles que asumen, etc.
– Interacciones familiares: Forma en que el sistema familia interactúa para afrontar las necesidades de los individuos, con la consideración específica de los subsistemas marital, parental y fraternal.
– Funciones de la familia: Actividades que realizar para afrontar sus propias necesidades.
– Ciclo en el que se encuentra la familia: Peculiaridades del mismo, mecanismos de afrontamiento, situaciones de estrés, etc.
– Interacciones extrafamiliares: Consideración de redes informales (familia extensa, amigos, etc.) y formales.
– Indicadores de medios de cohesión: cercanía, apoyo, toma de decisiones, espacios compartidos, etc.
– Indicadores de adaptabilidad familiar: estructura de poder, normas en la relación, etc.
Por lo tanto, en el primer paso lo que se intenta conseguir es formular un diagnóstico en el que se establezca que la familia está pasando por unas dificultades o tiene un problema de comunicación de relación, que ha de ser abordado a través de una intervención específica que tendrá como eje central la entrevista familiar.
b) Oferta de ayuda, acuerdo o contrato: Una vez realizado el estudio inicial y establecido el diagnóstico en el que se refleja claramente que se trata de una problemática de disfunciones de relación, de comunicación, el educador familiar realiza una primera ENTREVISTA familiar en la que expone sus conclusiones y ofrece la posibilidad de iniciar un proceso de ayuda que básicamente ha de estar encaminado a que la propia familia reflexione sobre su problema o necesidad, sobre si misma, sobre sus potencialidades, sobre los recursos externos con que cuenta, de forma que a través de esta reflexión la familia vaya siendo capaz de clarificar la situación y de afrontarla; así se genera un crecimiento de la familia como grupo que permitirá que en posibles situaciones similares posteriores pueda asumir su realidad sin necesidad de solicitar ayuda profesional.
La importancia de la primera entrevista con la familia es puesta de relieve por diversos autores, como Ranquet, M. (1996), Bennett, T y otros (1990), indicando la necesidad de tener presentes las siguientes consideraciones:
– Establecer claramente el objeto (contenido) y el objetivo por lo que se quiere realizar la entrevista familiar.
– Realizar la entrevista en un lugar conocido por ellos. El mejor sitio suele ser el domicilio familiar, pero nunca ha de imponerse.
– Crear una atmósfera positiva, no amenazante. Por ello, es esencial comenzar la entrevista recordando el objeto y el objetivo de la misma, haciendo énfasis no en los problemas familiares, sino en las capacidades, en los recursos de la familia. Es decir, es preciso hacer explícita la realidad de esa familia: que son capaces de asumir que tienen un problema y desean solucionarlo para el bien de todos.
– Explicar claramente cuál es el papel del educador familiar: Dirigir, coordinar, encaminar la reflexión de la familia sobre su propia realidad.
– Es preciso alentar la participación de todos los miembros.
– Ayudar a la familia a clarificar las preocupaciones y dudas sobre el trabajo que se les propone.
– Finalizar la entrevista resumiendo lo tratado en ella y poniendo de relieve los acuerdos alcanzados, que en esta primera entrevista supone la aceptación del inicio de proceso de ayuda, su duración, articulación y finalización.
c) Proceso de ayuda: Se realizará esencialmente a través de una serie de entrevistas familiares en las que, como ya hemos señalado, se trata de que la familia reflexione sobre su realidad, sus problemas, sus necesidades y sus capacidades, para ello se procederá atendiendo al siguiente esquema:
– Identificación de necesidades, problemas, aspiraciones familiares: La entrevista comenzará, como en todos los casos, con el recordatorio del objeto y el objetivo de la misma. Para la concreción de las necesidades familiares es preciso tener siempre presente que éstas adquieren realidad en la medida en que son sentidas y hechas explícitas como tales por todos los componentes de la familia. Esto es, es indispensable que todas las personas piensen sobre sus propias necesidades y en qué medidas éstas se convierten en necesidades familiares. Ello implica un esfuerzo adicional de escucha y respeto por parte de todos y, asimismo, una decisión de superar el marco puramente individual para alcanzar el marco grupal de la familia.
– Identificación de fortalezas y capacidades: Obliga a la persona a reflexionar sobre ella misma. La identificación de las fortalezas y capacidades familiares se inicia con la concreción de éstas por parte de cada uno de los componentes de la familia.
– Identificación de apoyos y recursos: Se trata de que la familia sea capaz de concretar las redes formales e informales de ayuda.
De esta manera la familia habrá sido capaz de construir, de clarificar no sólo sus necesidades, problemas, aspiraciones, sino también los recursos, los medios con los que cuenta para poder hacerles frente, pasando a articular de manera precisa cómo van a realizar la intervención, por dónde van a comenzar, cómo van a controlar los resultados, etc.
En todas las entrevistas, el educador familiar comenzará haciendo un recordatorio de la sesión anterior, comentará la razón de una nueva entrevista familiar y expondrá la tarea que la familia tiene que realizar en ella. Su papel deberá limitarse a orientar la tarea, ayudar a los miembros de la unidad familiar a participar, favoreciendo que todos lo hagan en la medida en que lo deseen, les ayudará en el esfuerzo de alcanzar acuerdos y finalizará haciendo un breve resumen y poniendo de relieve los acuerdos alcanzados. Recordará el siguiente paso que la familia tiene que dar, fijando el contenido y fecha de la siguiente reunión.
d) Intervención: La familia afronta de manera concreta sus necesidades conforme a lo que hayan establecido. Es importante que junto a las tareas también haya quedado reflejado cómo van a controlar ellos mismos el proceso, de forma que en esta etapa el educador familiar pasa claramente a un segundo plano. Sólo se realizarán encuentros para evaluar cómo se está desarrollando el proceso a todos los niveles, incluso en el de los mecanismos de control de la familia sobre los resultados y en su reacción a los posibles efectos no deseados. Esto supone que inicialmente se ha concretado todo ello y se ha establecido un calendario preciso.
e) Evaluación y finalización: Se trata de realizar una entrevista final en la que se ayuda a la familia a evaluar todo lo trabajado. Es importante que el educador familiar refleje que haber realizado el camino juntos les ha fortalecido aunque las metas concretas no se hayan conseguido plenamente. Es decir, es necesario que la familia sea consciente del camino recorrido y de que pueden hacerlo autónomamente.
Este tipo de metodología seguida tiene como dificultad específica el implicar a todos los componentes de la unidad de convivencia, todos han de ser capaces de realizar el proceso de reflexión, de discutir, de llegar a acuerdos y tomar decisiones concretas en un nivel de igualdad. Ello supone que cuando en la familia hay niños pequeños o cuando alguno de los miembros sufre discapacidad importante que limita esencialmente su capacidad reflexiva y volitiva, sea necesario considerar que los niveles de comunicación, de reflexión, etc, son totalmente diferentes, por lo que es necesaria una actuación que tenga en cuenta estas peculiaridades.
La intervención en los diferentes subsistemas familiares
Intervención que se dirige a la familia que se encuentra con dificultades por tener que asumir una situación de crisis, una problemática peculiar que le hace sentirse aislada, implicando una ruptura o disfunciones en los modelos de comunicación que para ser superadas hacen precisa o necesaria la comunicación entre iguales; por lo que, en este tipo