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Teor?a de los afectos

By elpensador  Posted on August 12, 2010 In reflexiones de desamor Leave a comment 
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Teor?a de los afectos

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INDICE

-Introducci?n.

–Afecto, deseo, investidura representacional, el yo y su lugar ante los desarrollos de afecto.

-El afecto y su molde anterior a la constituci?n de cada psiquismo singular.

-Relaci?n entre los desarrollos de afecto y la constituci?n del aparato mental.

-Afecto, el comienzo del autoerotismo y el yo real primitivo.

-Afecto y el yo-placer.

-Afecto y el yo-real definitivo. Afecto y la formaci?n del Supery?.

-Afecto, sublimaci?n y creatividad.

-Algo m?s acerca de la pasi?n.

-Bibliograf?a

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-Introducci?n.

Esta presentaci?n intenta desplegar algunas propuestas metapsicol?gicas acerca de los afectos vincul?ndolas con el desarrollo del aparato mental.

Entendemos como afecto al registro de cualidad inscripto en la conciencia, producto de un desprendimiento de libido en el yo bajo la forma de descarga. La inscripici?n en la conciencia requiere de la empat?a y ternura por parte de qui?n est? a cargo del infante para morigerar la pulsi?n. Este asistente original brinda el sustento para que se constituya la fractura en el ello y diferenciarlo del yo. As? facilita la inscripci?n del matiz afectivo, en la conciencia como contenido de la misma.

El matiz afectivo deriva de la introyecci?n del soporte materno, y si bien es un producto intraps?quico, requiere para su constituci?n de el enlace con un otro diferente, de manera que el matiz es representante del ensamble pulsional y la realidad.

-Resumen.

El autor despliega la metapsicolog?a de los siguientes conceptos: afecto, matiz afectivo, deseo, investidura representacional,dolor ps?quico, masoquismo y la nostalgia. Describe la angustia, el dolor f?sico, la desesperaci?n, el asco la c?lera, ataques de furia, el bienestar, p?nico, sopor, terror, frenes? de c?lera, impaciencia, goce, humillaci?n y verguenza, enojo, furia, tedio, la pulsi?n de ver, gratitud, desconfianza, convicci?n ante la palabra, celos, envidia, resentimiento, sentimiento de nos ser amdo, lo siniestro, la desvalorizaci?n, reconocimiento, despersonalizaci?n, desrealizaci?n, extra?amiento, disgusto, malgusto, orgullo, euforia, pesimismo, resignaci?n, piedad, humor, lo c?mico y el chiste, el afecto en la sublimaci?n y la creatividad. Describe el entramado pasional, sus defensas y los tipos de pasi?n.

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–Afecto, deseo, investidura representacional, el yo y su lugar ante los desarrollos de afecto.

El deseo resulta de un incremento de la tensi?n interna que inviste a ciertas representaciones. El aumento pulsional ante un registro perceptual o una representa-ci?n alcanza su c?spide con el desligamiento. Ambos aportan cantidad al aparato mental y le imponen trabajo. Mientras que la investidura representacional implica un empuje de la pulsi?n que se dirige a la conciencia y a la motilidad a trav?s de un sistema de censuras y procesos ret?ricos; el desarrollo de afecto corresponde a una expresi?n de la energ?a fuera del sistema representacional. La desinvestidura no se coimplica necesariamente con el desprendimiento, puede ser un desplazamiento de una representaci?n a otra, pero el desarrollo de afecto es necesariamente un desprendimiento pulsional. No todos los afectos son producto exclusivo de procesos de descarga. Tomemos la angustia como ejemplo. ?sta tiene acci?n de descarga con exteriorizaci?n motriz, m?s el car?cter displacentero espec?fico m?s la percepci?n de la acci?n.

Afecto y deseo se articulan. El deseo puede quedar potenciado si a la vez hay un desarrollo de afecto placentero, y coartado si se acompa?a de un afecto opuesto. Como el preconsciente es un sistema constituido por estratos representacionales, en cada uno de ellos pueden generarse diferentes desarrollos de afecto, porque una vivencia queda inscrita y luego traducida en cada estrato tal como lo describe Freud en “Pegan a un ni?o”, “[…] la fantas?a de paliza de la ni?a peque?a recorre tres fases; de ellas, la primera y la ?ltima se recuerdan como concientes, mientras que la intermedia permanece inconciente […] En la primera y tercera fantas?as, el ni?o azotado es siempre un otro; en la intermedia, s?lo la persona propia; […]”. Desde la perspectiva del estudio de los diferentes desarrollos de afecto, es conveniente subrayar que: el primer estrato se distingue por la frase “Mi padre azota a mi hermano (al que yo odio)”. El segundo estrato por la frase “yo soy azotado por mi padre”, y el tercer estrato que que se asemeja nuevamente al primero y “el ni?o azotado es otro”. Ante el afecto displacentero resultante de un deseo, el yo puede oponer como defensa la inhibici?n y la represi?n. Si el recuerdo es del mismo estrato representacional y en consecuencia se acompa?a de vivencia, la defensa es una inhibici?n normal. Si el recuerdo posteriormente genera displacer en un estrato diferente de aquel en el ocurri? la vivencia y la inscripci?n del recuerdo, la defensa es la represi?n. Habida cuenta de que existen diversas pulsiones, es posible que un deseo que se acompa?e de afecto placentero se vea incrementado, pero es probable que el deseo satisfecho a la vez que genera placer incremente o inhiba la tensi?n pulsional de otro tipo, por ejemplo el placer preliminar y su relaci?n con la tensi?n sexual genital.

Un afecto displacentero puede tambi?n provocar un aumento tensional en otra ?rea. Tomemos por ejemplo el dolor ps?quico. La frustraci?n del deseo libidinal provoca dolor y despierta un deseo hostil hacia el objeto que no satisaface, en consecuencia la libido se deprende de la representaci?n e inviste otro objeto. Hasta aqu? deseo y desarrollo de afecto se rigen por el principio del placer, y el displacer causa del aumento tensional, provee energ?a para la defensa. En el masoquismo hay una alteraci?n de aquel principio. El desarrollo del afecto displacentero potencia la tensi?n sexual. Freud conjetura que un est?mulo doloroso puede ser neutralizado con una contrainvestidura semejante a la traum?tica que lleva a un empobrecimiento pulsional global.

Pero cuando el esfuerzo expulsivo fracasa, en vez de neutralizar el trauma mediante la proyecci?n usando la musculatura, lo hace incorpor?ndolo a la sexualidad global.

Entonces, autoerotismo mediante el trauma se perpet?a. La tensi?n muscular es sustitu?da por una excitaci?n pasiva en otra zona distendida. En la nostalgia hay enlace entre pulsi?n y representaci?n, y el desarrollo de dolor que incrementa la pulsi?n sexual en vez de hostilidad, deviene de que el yo supone al objeto anhelado como imposible de reemplazar. En el duelo, el registro de ausencia del objeto genera dolor, desinvestidura hostil con cambio de la direcci?n libidinal hacia otro objeto. Entonces podemos diferenciar por lo menos dos tipos de dolor ps?quico. Uno en que la ausencia del objeto genera la la frustraci?n del anhelo y es fuente de displacer. En el otro hay un trabajo ps?quico de desprendimiento de libido de las representaciones

del objeto ausente, y el dolor se desarrolla por la desuni?n de las asociaciones, impulsado por el deseo hostil.

?Que lugar ocupa el Yo ante los procesos de desprendimiento de libido? Como los afectos -salvo en el caso del dolor- son sensaciones, cualidades, percepciones de naturaleza vasomotriz y secretora, la descarga se realiza sin mediaci?n preconsciente.

El Yo pude inhibir actuando sobre la investidura representacional concomitante, suprimir el afecto y restarle el matiz afectivo y desatender la percepci?n de la descarga. Lo que no puede es evitar el desprendimiento. El Yo es pasivo ante el desarrollo de afecto, se convierte en activo cuando frente al incremento pulsional puede, o no, ser controlado por el Yo.

El primer Yo -el Yo real primitivo- es el responsable de las modificaciones internas que acompa?an al afecto, del registro placer-displacer, esto significa que es activo. Puede pensarse que tambi?n es activo ante otro Yo. En cambio el Yo real definitivo, que domina la motricidad alopl?stica o que apela a la represi?n, a las formaciones reactivas o a la anulaci?n, y se sostiene por la sobreinvestidura representacional es pasivo ante los desarrollos de afecto. Agreguemos que el desprendimiento de la pulsi?n se rige por los siguientes principios: cuando la descarga es total, domina la inercia y la pulsi?n de muerte; la descarga mantiene el principio de constancia sostenida por la autoconservaci?n; o bien puede mantenerse con un ritmo apoyada en el principio de placer. y su molde anterior a la ?-El afecto y su molde anterior a la constituci?n de cada psiquismo singular.

Sostuvo Freud que los afectos en un principio no est?n soldados a las huellas mn?micas, sino que son variaciones tensionales de la fuente pulsional. Las variaciones de cantidad dependen de las vivencias de satisfacci?n o de dolor, y el afecto desarrollado se constituye en el primer s?mbolo mn?mico, cuyo prototipo es la angustia. ?sta se acompa?a de displacer que avanza a una intenci?n de dolor. ?ste es resultante de la sobreinvestidura som?tica la cual produce la ruptura del equilibrio narcisista prenatal. Se completa con una acci?n motora “acorde a fines”.

El trauma de nacimiento y su angustia, es tomado por el Yo real primitivo como una vivencia que fue eficaz para luego crear la angustia se?al.

El dolor, residuo de la angustia pero diferente, requiere ser discriminado en: dolor f?sico, vivencia de

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-Introducci?n.

–Afecto, deseo, investidura representacional, el yo y su lugar ante los desarrollos de afecto.

-El afecto y su molde anterior a la constituci?n de cada psiquismo singular.

-Relaci?n entre los desarrollos de afecto y la constituci?n del aparato mental.

-Afecto, el comienzo del autoerotismo y el yo real primitivo.

-Afecto y el yo-placer.

-Afecto y el yo-real definitivo. Afecto y la formaci?n del Supery?.

-Afecto, sublimaci?n y creatividad.

-Algo m?s acerca de la pasi?n.

-Bibliograf?a

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-Introducci?n.

Esta presentaci?n intenta desplegar algunas propuestas metapsicol?gicas acerca de los afectos vincul?ndolas con el desarrollo del aparato mental.

Entendemos como afecto al registro de cualidad inscripto en la conciencia, producto de un desprendimiento de libido en el yo bajo la forma de descarga. La inscripici?n en la conciencia requiere de la empat?a y ternura por parte de qui?n est? a cargo del infante para morigerar la pulsi?n. Este asistente original brinda el sustento para que se constituya la fractura en el ello y diferenciarlo del yo. As? facilita la inscripci?n del matiz afectivo, en la conciencia como contenido de la misma.

El matiz afectivo deriva de la introyecci?n del soporte materno, y si bien es un producto intraps?quico, requiere para su constituci?n de el enlace con un otro diferente, de manera que el matiz es representante del ensamble pulsional y la realidad.

-Resumen.

El autor despliega la metapsicolog?a de los siguientes conceptos: afecto, matiz afectivo, deseo, investidura representacional,dolor ps?quico, masoquismo y la nostalgia. Describe la angustia, el dolor f?sico, la desesperaci?n, el asco la c?lera, ataques de furia, el bienestar, p?nico, sopor, terror, frenes? de c?lera, impaciencia, goce, humillaci?n y verguenza, enojo, furia, tedio, la pulsi?n de ver, gratitud, desconfianza, convicci?n ante la palabra, celos, envidia, resentimiento, sentimiento de nos ser amdo, lo siniestro, la desvalorizaci?n, reconocimiento, despersonalizaci?n, desrealizaci?n, extra?amiento, disgusto, malgusto, orgullo, euforia, pesimismo, resignaci?n, piedad, humor, lo c?mico y el chiste, el afecto en la sublimaci?n y la creatividad. Describe el entramado pasional, sus defensas y los tipos de pasi?n.

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–Afecto, deseo, investidura representacional, el yo y su lugar ante los desarrollos de afecto.

El deseo resulta de un incremento de la tensi?n interna que inviste a ciertas representaciones. El aumento pulsional ante un registro perceptual o una representa-ci?n alcanza su c?spide con el desligamiento. Ambos aportan cantidad al aparato mental y le imponen trabajo. Mientras que la investidura representacional implica un empuje de la pulsi?n que se dirige a la conciencia y a la motilidad a trav?s de un sistema de censuras y procesos ret?ricos; el desarrollo de afecto corresponde a una expresi?n de la energ?a fuera del sistema representacional. La desinvestidura no se coimplica necesariamente con el desprendimiento, puede ser un desplazamiento de una representaci?n a otra, pero el desarrollo de afecto es necesariamente un desprendimiento pulsional. No todos los afectos son producto exclusivo de procesos de descarga. Tomemos la angustia como ejemplo. ?sta tiene acci?n de descarga con exteriorizaci?n motriz, m?s el car?cter displacentero espec?fico m?s la percepci?n de la acci?n.

Afecto y deseo se articulan. El deseo puede quedar potenciado si a la vez hay un desarrollo de afecto placentero, y coartado si se acompa?a de un afecto opuesto. Como el preconsciente es un sistema constituido por estratos representacionales, en cada uno de ellos pueden generarse diferentes desarrollos de afecto, porque una vivencia queda inscrita y luego traducida en cada estrato tal como lo describe Freud en “Pegan a un ni?o”, “[…] la fantas?a de paliza de la ni?a peque?a recorre tres fases; de ellas, la primera y la ?ltima se recuerdan como concientes, mientras que la intermedia permanece inconciente […] En la primera y tercera fantas?as, el ni?o azotado es siempre un otro; en la intermedia, s?lo la persona propia; […]”. Desde la perspectiva del estudio de los diferentes desarrollos de afecto, es conveniente subrayar que: el primer estrato se distingue por la frase “Mi padre azota a mi hermano (al que yo odio)”. El segundo estrato por la frase “yo soy azotado por mi padre”, y el tercer estrato que que se asemeja nuevamente al primero y “el ni?o azotado es otro”. Ante el afecto displacentero resultante de un deseo, el yo puede oponer como defensa la inhibici?n y la represi?n. Si el recuerdo es del mismo estrato representacional y en consecuencia se acompa?a de vivencia, la defensa es una inhibici?n normal. Si el recuerdo posteriormente genera displacer en un estrato diferente de aquel en el ocurri? la vivencia y la inscripci?n del recuerdo, la defensa es la represi?n. Habida cuenta de que existen diversas pulsiones, es posible que un deseo que se acompa?e de afecto placentero se vea incrementado, pero es probable que el deseo satisfecho a la vez que genera placer incremente o inhiba la tensi?n pulsional de otro tipo, por ejemplo el placer preliminar y su relaci?n con la tensi?n sexual genital.

Un afecto displacentero puede tambi?n provocar un aumento tensional en otra ?rea. Tomemos por ejemplo el dolor ps?quico. La frustraci?n del deseo libidinal provoca dolor y despierta un deseo hostil hacia el objeto que no satisaface, en consecuencia la libido se deprende de la representaci?n e inviste otro objeto. Hasta aqu? deseo y desarrollo de afecto se rigen por el principio del placer, y el displacer causa del aumento tensional, provee energ?a para la defensa. En el masoquismo hay una alteraci?n de aquel principio. El desarrollo del afecto displacentero potencia la tensi?n sexual. Freud conjetura que un est?mulo doloroso puede ser neutralizado con una contrainvestidura semejante a la traum?tica que lleva a un empobrecimiento pulsional global.

Pero cuando el esfuerzo expulsivo fracasa, en vez de neutralizar el trauma mediante la proyecci?n usando la musculatura, lo hace incorpor?ndolo a la sexualidad global.

Entonces, autoerotismo mediante el trauma se perpet?a. La tensi?n muscular es sustitu?da por una excitaci?n pasiva en otra zona distendida. En la nostalgia hay enlace entre pulsi?n y representaci?n, y el desarrollo de dolor que incrementa la pulsi?n sexual en vez de hostilidad, deviene de que el yo supone al objeto anhelado como imposible de reemplazar. En el duelo, el registro de ausencia del objeto genera dolor, desinvestidura hostil con cambio de la direcci?n libidinal hacia otro objeto. Entonces podemos diferenciar por lo menos dos tipos de dolor ps?quico. Uno en que la ausencia del objeto genera la la frustraci?n del anhelo y es fuente de displacer. En el otro hay un trabajo ps?quico de desprendimiento de libido de las representaciones

del objeto ausente, y el dolor se desarrolla por la desuni?n de las asociaciones, impulsado por el deseo hostil.

?Que lugar ocupa el Yo ante los procesos de desprendimiento de libido? Como los afectos -salvo en el caso del dolor- son sensaciones, cualidades, percepciones de naturaleza vasomotriz y secretora, la descarga se realiza sin mediaci?n preconsciente.

El Yo pude inhibir actuando sobre la investidura representacional concomitante, suprimir el afecto y restarle el matiz afectivo y desatender la percepci?n de la descarga. Lo que no puede es evitar el desprendimiento. El Yo es pasivo ante el desarrollo de afecto, se convierte en activo cuando frente al incremento pulsional puede, o no, ser controlado por el Yo.

El primer Yo -el Yo real primitivo- es el responsable de las modificaciones internas que acompa?an al afecto, del registro placer-displacer, esto significa que es activo. Puede pensarse que tambi?n es activo ante otro Yo. En cambio el Yo real definitivo, que domina la motricidad alopl?stica o que apela a la represi?n, a las formaciones reactivas o a la anulaci?n, y se sostiene por la sobreinvestidura representacional es pasivo ante los desarrollos de afecto. Agreguemos que el desprendimiento de la pulsi?n se rige por los siguientes principios: cuando la descarga es total, domina la inercia y la pulsi?n de muerte; la descarga mantiene el principio de constancia sostenida por la autoconservaci?n; o bien puede mantenerse con un ritmo apoyada en el principio de placer. y su molde anterior a la ?-El afecto y su molde anterior a la constituci?n de cada psiquismo singular.

Sostuvo Freud que los afectos en un principio no est?n soldados a las huellas mn?micas, sino que son variaciones tensionales de la fuente pulsional. Las variaciones de cantidad dependen de las vivencias de satisfacci?n o de dolor, y el afecto desarrollado se constituye en el primer s?mbolo mn?mico, cuyo prototipo es la angustia. ?sta se acompa?a de displacer que avanza a una intenci?n de dolor. ?ste es resultante de la sobreinvestidura som?tica la cual produce la ruptura del equilibrio narcisista prenatal. Se completa con una acci?n motora “acorde a fines”.

El trauma de nacimiento y su angustia, es tomado por el Yo real primitivo como una vivencia que fue eficaz para luego crear la angustia se?al.

El dolor, residuo de la angustia pero diferente, requiere ser discriminado en: dolor f?sico, vivencia de

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