Esta carta es despedida, quizás jamás llegue a tus manos, es lo más probable, me gustaría expresarte el cómo me siento por tu ausencia, no lo niego he llorado demasiado, he querido gritar, patalear y demás contar que el dolor sane.
Pero hoy tuve un tiempo para reflexionar y pensar en lo que fue nuestra relación y efectivamente no hubo una, nuestra relación estuvo basada en sexo y placer, jamás sentí en ti un apoyo moral o emocional, o de algún otro tipo, ¿Que si duele perderte? No Miguel, no me dueles tú, me duele no volver a tener con quien salir, con quien bailar, o con quien pasar un rato agradable, así como hay mujeres para un rato, también hay hombres de la misma manera, y tú fuiste uno de esos, no imagino mi vida a lado de un hombre como tú, que viva en la mediocridad sin esperanzas de crecer como persona, como padre, hijo, amigo incluso como amante.
Así que sólo me queda desearte muchas bendiciones, que te vaya bien, porque no te guardo ningún rencor, al contrario, te agradezco que me hayas dado motivos para buscar a Dios, creo que es una de las razones por las que te puso en mi camino, eso y que me diera cuenta que a mi alrededor hay gente que me quiere y mucho, que tengo familia y amigos excepcionales que estoy llena de bendiciones y en su momento fuiste una de ellas, pero ya no más…