Allí es donde descasan mis muertos. Entre flores de mil colores, entre flores naturales y artificiales, guardados por santos, vírgenes y crucificados; allí es donde descansan mis muertos. Entre el inquietante rugir del silencio, entre agónicos suspiros y lamentos, entre inconsolables llantos se van perdiendo los rastros, se va perdiendo el recuerdo, se va olvidando la vida. La vida que ya no tienen mis muertos, la vida de la que descansan, la vida que los mató, la vida que vivó yo.
Allí descansan mis muertos, esos que ya no tienen vida, esos que se pasean como viento fresco, esos que dicen erizan el vello, esos a los que ya no veo.
Apilados unos al lado de otros, unos encima de otros, unos debajo de otros. Todos tan juntos y tan solos ¡ay! Soledad donde te los llevas que no vuelven más; allí descansan mis muertos.